miércoles, 27 de mayo de 2009

Lester Piggott, jockey de leyenda



























Es un prólogo, escrito por él, de mi libro "Un mundo de caballos", de Anne Charlish (Editorial Grolier International INC. Naturalis, págs 294-295). Es el jockey de más éxito en Gran Bretaña, ha ganado cada una de las carreras más importantes en el curso de tres décadas. Actualmente está retirado. Así comienza....

La velocidad del caballo, cuyo instinto natural es huir del peligro, desde tiempo inmemorial ha ejercido una fascinación en el hombre, y esto ha encontrado su expresión en los juegos ecuestres y competencias y especialmente en las carreras. Pero las carreras no tienen lugar sólo por placer. Eran un método de seleccionar los caballos más veloces y más fuertes, que eran utilizados entonces para la crianza, para poder pasar así sus cualidades excepcionales.

Este método de selección apenas ha cambiado. Las condiciones de las pistas de los hipódromos en todo el mundo se han vuelto una especie de escala de medida de la actuación de nuestros pura sangre. En esta era del avión la comparación directa entre caballos de todos los continentes se ha vuelto parte de la rutina. Los mejores caballos de carrera están familiarizados con el ambiente de los aeropuertos como con los requerimientos variados de las pistas de carrera.

Yo soy uno de aquellos que ha hecho su profesión de las más maravillosas cosas innecesarias del mundo. Mi familia ha estado asociada por largo tiempo con el turf, tanto mi padre como mi abuelo practicaron saltos hípicos. La preparación para mi profesión comenzó a los dos años. A los dieciséis corrí en Grecia y a partir de entonces recorrí los hipódromos de todo el mundo.

Mi profesión me llevó a todas las grandes sedes de las carreras internacionales de caballos: a las agradables pistas de tierra, planas, de forma oval de los Estados Unidos y la pista dificultosa de Longchamp en Francia; a las pistas de Japón con su multitud de espectadores semejantes a los estadios de fútbol europeos, como también a Hong Kong, Malasia, Australia, India, Singapur, Nueva Zelanda, Jamaica, Puerto Rico, Venezuela, Argentina, Trinidad, algunos países africanos y por supuesto a los grandes hipódromos de Europa.

En el curso de los años he montado caballos de carrera que se encuentran entre los realmente grandes. Nombres como Nijinsky, Sir Ivory, un caballo criado en Norteamérica, son bien conocidos para los aficionados al turf. Con ellos gané el Derby de Epsom y otras famosas carreras.

Ambos tenían personalidades bien diferentes: Nijinsky caprichoso y fácilmente desconcertado por cualquier disturbio en la pista del hipódromo, Sir Ivory por otra parte, plácido y en la pista lleno de coraje irreprimible y voluntad de ganar. Alcanzó victorias en Irlanda, Inglaterra, Francia y en los Estados Unidos aún en condiciones desfavorables. Orsini se ganó mi especial respeto. Llevó a cabo logros casi increíbles, corriendo en carreras en rápida sucesión, a pesar de que las sedes estaban bien distantes y tuvo que soportar arduos viajes por aire y tierra.

Que mis memorias de estos tres caballos cuenten también por todos aquellos que he corrido en carreras.

Todos tenían individualidad y personalidades sin las cuales la atmósfera fascinante del hipódromo nunca podría haber surgido.

Lester Piggott (1982).

La primera imagen corresponde a Lester montando al legendario Nijinsky. Debajo, los años como jockey y, la tercera, un retrato a caballo al óleo.
Recomiendo que visite la página para leer su biografía:
Si quiere, puede conocer también las historias de sus caballos Nijinsky, Sir Ivory y Alleged pinchando, en la misma, sobre sus nombres. Conviene destacar que Lester Piggott tenía problemas de sordera y habla desde pequeño, como dice la biografía antes citada.
Espero que os guste...!!!!

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