domingo, 22 de febrero de 2009

FERNANDO SAVATER "Cuando repaso los amores de mi vida aparecen caballos"


Un día en las carreras con Fernando Savater, el pensador que le susurra a los caballos, su gran pasión. La leyenda equina contada por un hombre de leyenda.

-¿El caballo es el animal más bello, con permiso de Ava Gardner?

-A mí me gustan los caballos, pero también otros animales. El caballo es una obra de arte hecha con elementos naturales. En la naturaleza no nacen caballos de carreras, nacen caballos, pero el de carreras es una decantación a través de los siglos, un producto humano. Tiene un encanto especial. El caballo es una obra de arte humana y las carreras son una forma de seleccionar a los grandes para ir mejorando la raza hípica.

-¿Se lleva con los caballos mejor que con los humanos?

-Cuando repaso los amigos y amores de mi vida de pronto aparecen caballos. ¡Tengo más caballos que personas!, pienso.

-¿Se ha subido a alguno?

-A los de los tiovivos.

-¿Y a los de raza?

-Respeto demasiado al caballo como para subirme encima.

-¿Cómo nació Savater al mundo del hipódromo?

-Tendría yo cinco años cuando iba al de Lasarte. Tenía una vinculación muy estrecha con mi madre, que era la que me compraba los libros, las novelas, me contaba los cuentos, era la parte literaria e intelectual; y a mi padre, que como el hombre trabajaba durante toda la semana en la oficina, le veía poco. Entonces justo el domingo él me llevaba a las carreras y estábamos juntos toda la tarde.

-¿Tenía aquello un aura mítica?

-Por supuesto. Me encantaba todo lo que eran relatos o cuentos de animales, sobre todo de animales grandes, los libros de Tarzán... Y, claro, las carreras de caballos estaban centradas en animales de un porte notable. Me centré en las carreras y con el tiempo se hizo hábito.

-¿Le susurraban a los caballos?

-Todas las aficiones tienen su propio lenguaje, guiños, alusiones, que otros no entendían porque, claro, si mi padre y yo hablábamos de jinetes, caballos o situaciones del hipódromo pues mi madre, que no había estado allí, no se enteraba de nada, y el 99 por ciento de las personas que nos rodeaban tampoco. Era una especie de jerga secreta que guardábamos.

-En su relato "Antonio y Cleopatra" habla del caballo como el animal que sabe que la fortuna se dirime en detalles menores. ¿Cuáles?

-Una carrera son dos minutos de tiempo. Imagínese. Cada detalle cuenta. Muchas veces la diferencia que hay entre la victoria y la derrota, entre el éxito y el fracaso, es pisar bien o pisar mal en un momento determinado, elegir pegarse o ceñirse, más en una marca, o abrirse un poco. Todo son detalles.

-¿Es usted hombre de apostar?

-Apuesto poco... Bueno, apuesto en las carreras porque yo creo que forma parte de la fiesta, del juego. Es, además, una especie de ordalía, de juicio de Dios que te haces contigo mismo a ver si estás en estado de gracia y aciertas. Pero si te juegas mucho -como esas personas que hacen combinaciones- ya no ves la carrera, sólo estás pendiente del éxito o el fracaso de su apuesta. Para mí lo importante es la carrera. La apuesta es un ingrediente. No voy al hipódromo a hacerme rico. Es absurdo. Supongo que hay métodos más rápidos.

-¿Los que hacen múltiples combinaciones sólo ven correr a un billete de 10, 20, 50, 100 euros o dólares en vez de a un buen equino?

-A lo mejor han visto una carrera preciosa, y se lamentan: "¡El mío ha llegado el cuarto!". Qué más da si la carrera ha sido bonita. Cuando pierdo, pienso que ese dinero es una contribución al mantenimiento del hipódromo. Como quien echa limosna en el cepillo de la iglesia.

-¿Sigues las carreras por TV?

-Y ahora por internet. Tengo posibilidad de conectar con todos los grandes hipódromos del mundo, y eso ha perjudicado mucho mi productividad literaria porque dedico demasiado tiempo a estar viendo las carreras. Pero disfruto mucho.

-¿Cuáles le cautivan?

-Aparte de los grandes clásicos de Europa sigo con mucho interés las pruebas que se corren en España. Ahora en agosto viene la Copa de Oro de San Sebastián, una de las carreras más importantes. En España hay una gran afición, preparadores y caballos que están teniendo éxitos notables en el extranjero. Pero no se comentan. En España sólo se habla de las carreras para contar que un caballo se ha caído, etc...

-Elabóreme un rápido carrusel hípico...

-El chico que se va a llevar el premio al jinete que más carreras ha ganado en Francia es de Oyarzun, Iriotz Mendizábal. Por primera vez en la historia un caballo criado y entrenado en España ha ganado el Royal Ascot, en junio: "Equiano". Gozamos de un buen momento hípico, con jinetes, caballos y entrenadores muy buenos. Pero casi es un deporte clandestino, no se menciona, no aparece nada.

-¿Su caballo mítico?

-Muchos. Lo bonito de las carreras es que es una serie de leyendas sucesivas. Yo seguía muchísimo a "Todo Azul", un campeón, un caballo muy cercano a mi corazón. Hay caballos míticos a los que uno ha visto correr, pero luego hay caballos con los que uno ha tenido un apego especial, aunque a lo mejor no eran los más buenos; o yeguas extraordinarias como "Robertiya": sus hijas corrieron en Francia muy bien...

-¿Y de Carudel, qué me dice?

-Hay un premio importante que se corre y lleva el nombre de Claudio Carudel. Él es una de las figuras tutelares de nuestro hipódromo. Claudio sigue allí, y todos le tenemos como un jinete emblemático y legendario de nuestros "turfs".


Esta entrevista está fechada en el domingo 3 de agosto de 2008 y fue publicada en el periódico ABC. Sobre el jockey jubilado Claudio Carudel puede pinchar sobre los dos links para conocer su historia que son "Hipódromo de La Zarzuela de Madrid" y "Jockeysite" en la sección "TURF (Carreras de caballos)". Espero que os guste este reportaje....


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